No solo fue el lugar, no solo fue la amabilidad y honestidad de quienes llevan The Attic, no solo fueron los picoteos entre medias y al final del concierto, no solo fue poder sentarme justo a los pies Llegir més del escenario, no solo fue ver la sala repleta de gente, no solo las anécdotas que narró Izaro viniendo hacia Madrid ayer, no solo la improvisación de la percusión, no solo traer canciones de anteriores discos, no solo la guitarra acompañando melodías de la melódica voz de Izaro, no solo el acompañamiento de la pianista pese a tener un catarro, no fue solo Izaro contando el porqué de las canciones de este último disco. Como digo, no fue solo solamente cada aspecto por separado. Izaro y todo el mundo allí presente generaron un inolvidable combinado de emociones del que nunca apetecerá desprenderse.

Me gusta mucho la filosofía de este tipo de conciertos, en horario de mañana (no soy una persona nocturna), con grupos y cantantes que tienen mucho aura para crear el ambiente íntimo que The Attic bus Llegir més a y trata de ofrecer. Ha sido una mañana de domingo estupenda, espero poder repetir pronto.

Soy de Bilbao pero cuando me enteré que Izaro tocaría en acústico en Madrid, cogí la entrada al minuto. Me encanta estos momentos tan íntimos y bonitos que creáis gracias a la música. Ojalá vuelva a i Llegir més a otro pronto.

Nos gustó la idea de un concierto en una terraza de Madrid, un concierto íntimo, próximo al cantante, sin embargo nos encontramos con 150 personas en un bajo de un coworking. La buena música salvó la Llegir més añana, pero la avaricia por llenar fue decepcionante. Tanta multitud hacía imposible disfrutar del buen gesto de un picoteo, así que no creo que repitamos con The Attic. Enhorabuena por la idea, pero cuidad mejor el concepto.

Menos íntimo de lo que me imaginaba con demasiada gente