Lo tiene todo para deslumbrar. Su voz es un milagro: luminosa, de nítidos agudos y embelesadora dicción. Y su música escapa a cualquier etiqueta estilística; a la única que se adhiere es a la de “altamente emocional”. De extrema sensibilidad no exenta de ironía. Tan actual como enamorada de géneros pretéritos. Singular por naturaleza. Lucas Bondia, como en realidad se apellida, nació en Barcelona un 24 de octubre de 1993.

De la mano del 11 veces ganador de Grammy, el productor colombiano Julio Reyes Copello, quien lo escuchó cantar en una maqueta tras haberse graduado de un templo universitario como Berklee (Boston), graban “Caída del cielo”, llave maestra de ese tesoro que son la voz y el repertorio de Lucas Bun. No es fácil ubicar a este artista cargado de misterio y una timidez esquiva. Por tener tiene hasta look: tampoco adscrito a ninguna estética concreta y salpicado de joyas como accesoria (y apasionada) seña de identidad. La más resplandeciente: su angelical voz. Un diamante no precisamente en bruto, pero oculto todavía.