JAVIER BERGIA

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JAVIER BERGIA es un creador y un comunicador "de alma robusta" capaz de desmenuzar y de transmitir "vida" y "ganas de vida" con su palabra dicha o cantada; y de hacerlo con sencillez, con un fino sentido del humor, y, a la vez, con una profundidad sutil que, sin que te des casi cuenta, te va calando y consigue ponerte "patas-arriba" los sentimientos...


Javier Bergia nació en Madrid, el 3 de junio 1958; concretamente en una casa situada en la calle Cedaceros 4. Calle y casa familiar enclavadas en el centro de la gran ciudad, a las que Javier le dedicó su noveno disco titulado precisamente así "Cedaceros 4"; obra, publicada en el año 2007, en la que reivindica la memoria del tiempo y de las circunstancias sociales, políticas y afectivas –o sentimentales– en que transcurrió su infancia y su adolescencia.

De entre las canciones que compusieron aquel disco –del que hablaremos más adelante– cabe recordar la que Javier llamó "Aquellos días", tema que abre el disco, y que nos ofrece una minuciosa secuencia de imágenes traducidas al lenguaje verbal –que con el refuerzo de la música– nos dibujan la cotidianidad de la vida de un niño y de un adolescente inmerso en un clima de represión generalizada, en pleno "franquismo".

«Aún recuerdo aquellos días de la trenca y el verdugo / de las “Botas de Gorila”, del colegio de agustinos. / Por la calle de Valverde arrastrando la cartera / todo un niño por la acera caminando hacia el futuro. // Del aroma del tintero, del plumier y de la goma, / de los “Nodos” en el cine y “Quo Vadis” hacia Roma. / Y el terror de los petardos que lanzábamos al cielo / y el camión aquel del hielo devorando la Gran Vía. // Y cantábamos canciones encerrados en el baño, / que felices vacaciones como acordes de oro en paño. / Hoy he vuelto a aquellas calles que aparecen en mis sueños, / del Madrid de aquellos días, hoy me quedan los recuerdos. // Cara al sol en la azotea, la pizarra y el Caudillo, / los helados de barquillo, las peleas y el rosario. / Y el dolor de aquel calvario, de rodillas con faldones, / de tergal los pantalones, tantas veces monaguillo. // Y los cromos de “Bonanza”, las canicas y el TEBEO, / los tirones de patillas, las manoplas y el trineo. / Y un Madrid en gris y negro con monóculo y sombrero / dando palmas al sereno con el chuzo y el llavero.»

Javier cuenta que su encuentro real con la música, se produjo cuando finalizó la "mili"; sus padres estaban empeñados en que estudiara arquitectura y él, que no soportaba aquellos estudios, decidió no hacerles caso y dedicarse a lo que realmente le gustaba: estudiar música; tocar, sobre todo, la guitarra; y componer.    

Paralelamente a esa intensa actividad musical –la música es para Bergia como una pasión que irremediablemente le invade–, Javier nunca ha dejado de crear y de interpretar sus propias canciones en solitario. Concretamente a aquel primer álbum titulado "Recoletos" le siguió "La alegría del coyote" (1988); disco en el que le acompañaron músicos como Billy Villegas, Tino di Geraldo, Álvaro Peire, Manolo Díaz, Vicente Herrera, Begoña Olavide, Fernando Lago o Pepe Millán.

Tras la publicación del disco "La alegría del coyote", en 1988, Javier Bergia inició un proceso de creación, podría decirse que imparable, a través del que nos ha ido dejando todo un conjunto de canciones de una calidad extraordinaria; y es que Javier es un creador y un comunicador singular; yo diría que de los más importantes de nuestro país aunque no se le note porque, a fin de cuentas, él no vive más que para la música, y pasa mucho de "gaitas", "malos rollos" y otras "artistomediocridades" por el estilo.

Él es un creador y un comunicador "de alma robusta" capaz de desmenuzar y de transmitir "vida" y "ganas de vida" con su palabra dicha o cantada; y de hacerlo con sencillez, con un fino sentido del humor, y, a la vez, con una profundidad sutil que, sin que te des casi cuenta, te va calando y consigue ponerte "patas-arriba" los sentimientos...

En 1989, Javier grabó su tercer disco en solitario llamado "Togomago"; álbum en el que le acompañaron Luis Delgado, Begoña Olavide, Cuco Pérez o Jorge Reyes. De aquel disco me parece importante resaltar la aparición, por primera vez, de una de las canciones de Bergia que me parecen más bellas y admirables me refiero a la canción "De aquellos años verdes".

Cuatro años más tarde de la grabación de "Tagomago", Javier Bergia nos ofreció "Caracola"(1993); disco que personalmente considero como "su hijo más mimado y protegido", conclusión que me atrevo a formular tras conocer la historia y la trayectoria seguida por este álbum. (De hecho es un disco reeditado por Bergia en varias ocasiones, la última en 2009).

Tras la edición del disco "Caracola" le siguieron, "De aquellos años verdes" (1996) –que fue un recopilatorio, producido en colaboración con Juan Alberto Arteche, y acompañado a la voz por Clara Serrano–; y tres nuevos discos editados por "Tagomago" –su propio sello discográfico–: "Noche infinita" (1997) –con la colaboración de María José Hernández–, "Rupairú" (1998) –obra instrumental en la que, en palabras de Juan Santos: «Javier nos propone un hermoso viaje en el que el destino, como Ítaca, no es lo importante sino el propio viaje a través de la música»–y "Veinticinco años" (2001), nuevo recopilatorio en el que participaron Ismael Serrano, Luis Pastor, Alberto Pérez, Jose María Guzmán, Pablo Guerrero, María José Hernández, María de la Aldea y, por supuesto, Clara Serrano.

En el año 2007, Javier volvió a grabar un disco sorprendentemente hermoso al que ya he hecho referencia con anterioridad, me refiero al titulado "Cedaceros 4", disco arreglado y producido por Fredi Marugan, que obtuvo el premio Villa de Madrid de Música Popular Manuel García Matos 2008.

Cuatro años más tarde Bergia grabó "Un lugar bajo el sol" (2011), al que le han seguido "Punto y aparte" (2013), "De un tiempo a esta parte" (2014) –compartido con Begoña Olavide y en el musicalizan y cantan a grandes poetas como Miguel Hernández, Luis Cernuda, Calderón de la Barca, Gonzalo de Berceo, Emilia Pardo Bazán, Carmen Martín Gaite o Antonio Machado–, "Eclipse" (2015), "Burlesco" (2016) –también con Begoña Olavide–, "Divina comedia" (2018) y más recientemente –de nuevo con Begoña Olavide– "A propósito de un poeta de Orihuela" preciso disco monográfico dedicado a Miguel Hernández.

Por otra parte, y para concluir, he de referirme al experimentado "oficio" que Javier practica como multi-instrumentista; oficio –entretejido de sensibilidad y de buen hacer– que le ha permitido colaborar como compositor y colaborador en numerosos discos de compañeros y compañeras como Vainica Doble, María del Mar Bonet, Joaquín Díaz, Marina Heredia, Pasión Vega, Quintín Cabrera, Ismael Serrano, Antonio Vega, Ella Baila Sola, Pablo Guerrero, etc, etc... En resumen un músico integral que ha sido, y que va a seguir siendo, imprescindible para nuestra más auténtica música popular.

(FUENTE:   http://www.cancioncontodos.com/autor/javier-bergia)

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