El pirata Drake se hizo enterrar en un ataúd de plomo lanzado al mar en el punto donde yacía sumergida una pequeña isla que amaba. No lejos de la costa de Panamá. La isla había desaparecido bajo las aguas por los movimientos que provocó el efecto de un terremoto. La última voluntad de sir Francis Drake fue unirse con aquella tierra. Como todos los sueños imposibles, este filme viaja también hacia un recuerdo perdido y está construido con la misma determinación de plomo.