Sin perder de vista que somos seres objetivamente insignificantes, que somos "mikras" desde una perspectiva cósmica o temporalmente geológica, lo cierto es que todas las personas encierran un universo en su interior. Sin embargo, la riqueza de este universo íntimo contrasta tantas y tantas veces con una sociedad que nos trata como números, como productos en serie. Incluso las relaciones entre semejantes se ven teñidas y marcadas por los estereotipos, por lo que se espera de unos y de otras, por la falta de empatía o de escucha, por la pérdida de igualdad. Desde la acrobacia o el trapecio doble, dos personajes intentarán alcanzar la "perfección" acrobática, en un camino de encuentros, desencuentros y pulsos marcados por las relaciones de poder. Un trabajo para disfrutar de un circo fresco, pero con una interesante carga dramatúrgica, en el que reflexionar con rigor sobre roles, como los de género, o situaciones y posicionamientos vitales como la paternidad o la identidad personal.