Tombuctú está silenciosa, las puertas están cerradas, las calles están vacías. No hay música, no se toma el té, los colores han desaparecido, nadie se ríe. Las mujeres pasan como sombras. Los fundamentalistas siembran el terror en la ciudad. En medio de las dunas, más alejado del caos, Kidane vive su vida de siempre con su mujer Satima, su hija Toya y el joven pastor Issan. Pero la tranquilidad no durará. Pronto deberá enfrentarse a la implacable ley de los nuevos invasores extranjeros.