Un huevo, cuatro sardinas, surge de la necesidad de recordar la figura de La Kika, una mujer que afronta los tiempos que le ha tocado vivir y saca para comer de donde haya. Una mujer sin ideologías políticas, quien todo lo que hizo fue sustento y creación del sistema.
Como ella muchas otras, mujeres que tuvieron que enfrentarse a una época sin pan, sin recursos y en guerra, donde quedaban al cargo de una familia solas, con el impedimento también de ser mujeres, en silencio.
Es un homenaje a nuestras bisabuelas, que en su día fueron madres, y a las abuelas que vivieron esta historia nuestra como hijas.
Es un homenaje a La Kika y, con su historia, a todas ellas.