Un dúo de dos mujeres, dos esculturas, arropadas por un paisaje sonoro que acompaña a lo largo del viaje, cargado de imágenes que nos evocan emociones envueltas en infinitos abrazos que vivimos a lo largo de la vida. Cuerpos embarrados que se esculpen uno a otro, transformándose con cada gesto, dejando huella a su paso. Sin prisa.
Una metáfora de la relación, del vínculo de la amistad como una escultura de barro que se esculpe con el paso del tiempo, con sus encuentros y desencantos.
La idea de esculpir, transformar y la huella que dejan a su paso, hacen de Abrazo un espacio íntimo y emotivo con un trabajo elegante
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