Idea original Marco Zoppello, inspirado por el Don Quijote de Miguel de Cervantes
Elaboración del escenario Carlo Boso y Marco Zoppello
Diálogos Carlo Boso y Marco Zoppello interpretación y dirección Marco Zoppello y Michele Mori
Música en vivo interpretada por Enrico Milano
Vestuario y telón de fondo Antonia Munareb
Máscaras Roberto Maria Macchi Estructura escenográfica Mirco Zoppello
Giulio Pasquati, paduano, nombre artísco Pantalone, y Girolamo Salimbeni, florentino, nombre artísco Piombino, son dos actores de la célebre compañía de los Celosos (I Comici Gelosi), activa y aplaudida en toda Europa entre el siglo 16 y 17. Están vivos de milagro. Suben al escenario para contar como huyeron de la horca gracias a Don Quijote, a Sancho Panza, pero sobre todo gracias al público. A partir del último deseo de los condenados a muerte, empiezan las aventuras de una de las parejas cómicas más famosas de la historia de la literatura, filtradas por el estro de los dos sal+mbanquis que renquean en el tentativo de procrastinar la ejecución, entre molinos de viento y ejércitos de ovejas.
Y si no recuerdan la historia a la perfección, bueno, poco importa: se improvisa sobre los temas del amor y del hambre, del sueño imposible, de la hipérbole literaria, de la libertad de pensamiento y de sátira y “por límite el cielo”, como diría Cervantes.
Un espectáculo sobre el público, para el público y con el público, porque es él el que deberá salvar los dos actores de la muerte... y salvar el teatro.
Nosotros también, actores detrás de los “personajes actores”, sacamos con total libertad de ese contenedor extraordinario que es el Don Quijote, creando una mezcla de toscano y véneto condimentada con palabras de Emilia-Romaña y de Francia, y tomándonos el permiso de invitar a este banquete lingüís+co autores como Leopardi, Pulci, Ruzzante, Dante, De la Barca, Shakespeare y muchos más.