Dopaland es una comedia ácida con una enterrada dosis XXL de crítica social. La conversación entre los dos personajes es un tour de force lleno de curvas, un juego desde perspectivas que baila entre el tono agridulce, la carcajada nerviosa y la desesperación… para interpelarnos con las reflexiones sobre la perversión del sistema ente ha tocado vivir, de su lenguaje manipulador que distorsiona la realidad y crea narrativas interesadas, la cultura alienante del entretenimiento y la sociedad compulsiva del consumo.