Desde sus inicios en 1976 en Queens (Nueva York), y su sudorosa y borracha gestación en lugares legendarios como CBGB, Max's Kansas City y el Club 57, han creado su propia marca de SUPER ROCK, una amalgama frenética de garage punk y soul, marcado por su big beat y dando rienda suelta a un show espectacular que los ha mantenido activos durante más de cuarenta años, y les ha hecho ser adorados por un público cuyo amor por ellos roza el fervor religioso.
El secreto del éxito de los Fleshtones ha sido nunca imitar el sonido de otra era (lo más cerca que están es su extraña habilidad para lucir bien en cachemir) a la vez que se muestran ajenos al momento en el que viven. El sonido SUPER ROCK de los Fleshtones define la American Beat Music, y está siempre al margen del mainstream sin ceder ante ninguna moda o tendencia.
En todo el mundo, y especialmente en Nueva York, la más voluble de las ciudades, bandas jóvenes se fijan en los Fleshtones y en su espectáculo. Transmiten la energía de Chuck Berry y James Brown (con quienes han compartido escenario muchas veces) y el verdadero espíritu del CBGB. De hecho, son la única banda que tocó en el CBGB en 1976 y que nunca ha dejado de grabar o actuar desde entonces, y su formación ha sido bastante estable, anclada por Zaremba (salvaje y divertido, una mezcla de Dean Martin, Mick Jagger y el Conde Drácula) y Keith Streng (el guitarrista de SUPER ROCK que literalmente vuela por los aires). Están respaldados por una de las secciones rítmicas más sólidas del mundo, la percusión al estilo de Charlie Watts, menos-es-más-pero-hazlo-con-estilo de Bill Milhizer, quien ha ocupado la banqueta cuarenta años, y el “recién llegado” Ken Fox al bajo, que lleva “solo” treinta años. En esta gira, este último es sustituido, por motivos de salud, por un gran amigo y uno de los mayores fans del grupo, Jorge Explosión.
Larga vida al SUPER ROCK!