A punto de cumplir los 16 años, Alexis pasa sus vacaciones en un resort de la costa de Normandía. Un día su barco vuelca y David, de 18 años, le salva de ahogarse. Entre ellos no tarda en surgir una estrecha amistad que, para Alexis, se convierte enseguida en algo más profundo. Sin embargo, la obsesión de que este vínculo con David, que vive el día a día y huye de cualquier tipo de compromiso, dure más allá del verano del 85 le llevarán a vivir una experiencia transformadora que le hará madurar.
François Ozon ( Gracias a Dios) adapta la novela Dance on My Grave de Aidan Chambers, una obra que, de manera casi subliminal, le ha influido a lo largo de toda su carrera. De este modo, Verano del 85 reúne el estilo y temas recurrentes en la filmografía de Ozon, como el amor, el mar o la muerte (entre muchos otros) en un luminoso, y a la vez trágico, romance homosexual entre dos adolescentes con formas muy diferentes de vivir esta etapa de la vida. El cineasta francés añade como cosecha propia un tono más dramático que el del original, así como la ubicación y época (una Francia ochentera recreada al detalle) en que transcurre esta historia de primeros amores, despertar sexual y salto a la madurez. Félix Lefebvre ( La última lección) y Benjamin Voisin ( La importancia de llamarse Oscar Wilde) son los jóvenes protagonistas de esta película con altas dosis de suspense que mantiene al espectador atrapado hasta el último momento. Completan el reparto Melvil Poupaud ( El oficial y el espía) y Valeria Bruni Tedeschi ( Locas de alegría), entre otros.
