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Descrizione dell'evento
Desde que años ha me agencié sus dos elepés a precio de saldo en sendas ferias, siempre he sido muy fan de esta banda, lo reconozco. Cruzados (1985) y After Dark (1987) comparten no solo lugar sino estatus en mis estanterías junto a coetáneos como The Del-Lords, Jason & The Scorchers o The Beat Farmers. Quien, como servidor, estuviera enganchado a la MTV a finales de los ochenta, recordará sin duda su pequeño clásico «Motorcycle Girl». O su cameo tocando en directo durante los créditos iniciales de esa basurilla titulada Road House (1989), protagonizada por el piltrafas de Patrick Swayze. Y aunque ya se habían disuelto por entonces, su rock americano teñido de cow punk y toques chicanos me alegró la primera mitad de los noventa entre tanto lamento del noroeste.
Pero con Chalo Quintana y Marshall Rohner desgraciadamente desaparecidos, y Tito Larriva en sus cosas, lo que menos me esperaba es que Tony Marsico, bajista y cofundador de la banda, la resucitara más de treinta años después. Y mucho menos, que lo hiciera con un disco que prácticamente puede mirar de tú a tú a sus dos predecesores.
Primero gracias a una banda formada por dos terceras partes de sus paisanos angelinos Little Caesar (el vocalista Ron Young y los guitarristas Loren Molinare y Mark Tremalgia); segundo, invitando con criterio (John Doe, Dave Alvin, Melanie Vammen o David Hildago y Steve Berlin de Los Lobos, entre otros); y tercero y fundamental, merced a una colección de canciones que suenan como un tiro y entran a la primera. Hay en este disco rock rebosante de testosterona, blues a lo ZZ Top, algún guiño fronterizo y mucha deuda con el rock 50’s más macarra, todo ello perpetrado por cinco veteranos cuya pinta de extras en Sons of Anarchy no podría resultar -por una vez y sin que sirva de precedente- más adecuado: su historial les avala.
Ojalá la mitad de reuniones, aun cogidas con pinzas en cuanto a formación, como en este caso, nos dejaran nuevos trabajos de este nivel.
Eloy Pérez (Ruta 66)
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