No me CUENTES CUENTOS
Gero y Pizpi juegan en un parque. Él quiere ser mayor. Ella dice que eso es un rollo. Además sueñan con ser superhéroes y ser invisibles y mil millones de cosas más.
Por el parque desfilan diferentes personajes y quizá alguno de ellos les dé una sorpresa y los sueños pueden...
En la obra NO ME CUENTES CUENTOS un niño y niña levantan la voz para decirle a sus mayores que abran los ojos, que les cuenten la realidad de lo que pasa a su alrededor para acabar con las injusticias sobre las que se construye su propio bienestar.
NO ME CUENTES CUENTOS nos invita a reflexionar, a tomar partido e implicarnos de manera activa en la transformación del mundo a partir de lo más inmediato y cotidiano.
Porque cambiar el mundo exige empezar por nuestro entorno más inmediato y particular.
Esta obra va dirigida a UN PÚBLICO FAMILIAR interesado en ser actor principal de ese cambio y de sus propias vidas. Levantando la voz de este mensaje en defensa de los derechos de los niños están Gero y Pizpireta, los protagonistas de la historia. Junto a ellos, la Bruja Azarosa que con su honestidad DESCOLOCA LAS CREENCIAS IMPLANTADAS EN LAS CABEZAS DE LOS MÁS PEQUEÑOS. Una experiencia que a través del teatro quiere reivindicar el papel activo de una infancia responsable y transformadora.
ALBERTO MUÑOZ ARENAS (Autor)
TEATRO INFANTIL PARA ADULTOS
Más de sesenta años desde la Declaración universal de los Derechos del Niño. Es necesario y urgente reflexionar a través del teatro sobre cómo aún se siguen vulnerando. Nuestra sociedad, cómplice de este incumplimiento, juega a no saber lo que ocurre en el resto del mundo porque de esa indiferencia depende el bienestar de este primer mundo.
A través de una actitud de solidaridad superficial, nuestra conducta como ciudadanos y consumidores es cómplice de un modelo basado en el derroche, la sobreexplotación de recursos, la opulencia o la acumulación innecesaria de objetos. Todo ello sustentado en la explotación invisible de niños y adultos en lugares desconocidos. Mientras esto ocurre allí, aquí nuestros niños y niñas son adormecidos a través de cuentos, relatos y mitos que neutralizan su capacidad para cambiar la realidad, convirtiéndolos en pequeños instrumentos funcionales para un sistema depredador.