Cuerpos fangosos tallándose unos a otros, transformándose con cada gesto, dejando huella detrás. Sin prisas. Metáfora de la relación, a la manera de una escultura en barro, de la amistad esculpida a lo largo de la vida, con sus flores y sus espinas. La idea de esculpir, transformar y las huellas que se dejan detrás, lo convierten en un espacio íntimo y emotivo. ABRAZO, encarnando un espectáculo elegante