El AUTOPARTY llega a Madrid, una fiesta donde reír y llorar son dos polos de la misma figura, las dos caras de una misma moneda. O algo así. Yo que sé. En realidad es el típico bolo de rap sólo que además hay punk y sad piano type beats de lagrimilla fácil. Un coctel extraño sólo para la peña que le gusten los sándwiches de mantequilla de cacahuete y mermelada. Bueno y para los mánagers también. Que esto de autogestionarse en la música es agotador.