"HALA ERE" es el séptimo disco de estudio del grupo vasco willis drummond.
En el 2020, la gira de presentación de Zugzwang en trio arrancó muy bien, pasando por Japón, Australia, Tahití, pero la pandemia llegó para interrumpir la fiesta. Es entonces cuando Vincent Bestaven, también conocido como Botibol (Botibol, Petit Fantome, Arthur Satan...) se une a willis drummond para una gira en acústico en salas y teatros. Después de 30 fechas y un disco acústico grabado en directo en el Atabal de Biarritz, el grupo vuelve a la electricidad. El ahora cuarteto empieza a trabajar en un nuevo álbum.
Se notan el grunge, la arquitectura de la música indie original y la emergencia del rock'n'roll punk, amada por los grupos australianos. Estas influencias del grupo se encuentran en dos discos anteriores, producidos con Burke Reid (The Drones, Courtney Barnett) en los montes de Euskal Herria.
"Hala ere" está lleno de influencias 90’s, está grabado como en los 70's, pero suena "sin embargo" muy 2022.
"Sin embargo" es la traducción del título del disco. Los textos plasman la observación de una sociedad enferma, en precario equilibrio al borde del abismo, donde los problemas ambientales y sociales se mezclan con los flujos migratorios y con nuestras contradicciones capitalistas. Otras letras son más personales, el grupo también deja un poco más de espacio al pop que en sus trabajos anteriores.
Los 9 temas de "Hala ere" fueron grabados en su nueva sede, "Shorebreaker", en directo, sin metrónomo. Escuchamos al cuarteto en su más pura y simple expresión, con muy pocos instrumentos añadidos. El disco está producido por Johannes Buff, hermano de Felix y dueño de los estudios Shorebreaker. Ganó la apuesta de conseguir reproducir en el estudio el volumen y la energía de willis drummond en directo.
willis drummond ha sido un asunto de familia durante casi veinte años. Intransigentes hijos del DIY, empezaron viviendo juntos en una casa, en el campo, y no han parado de girar y producir ellos mismos su música, primero con el colectivo bIDEhUTS y luego con su propio sello Tabula Rasa Records.
En un principio fenómeno underground, ahora son uno de los grupos imprescindibles en el Euskal Herria, tanto al norte como al sur del Bidasoa. Es en gran parte gracias a sus enérgicos conciertos que deben reconocimiento y reputación como banda en directo.
La portada es una fotografía de Guillaume Fauveau, colaborador habitual de los estudios Shorebreaker. Nacida de una idea del grupo, representa una mandarina, símbolo del absurdo de nuestra forma de vida descrito en "mandarina", el tema que abre el disco.
El disco está disponible en una magnífica edición en vinilo (gatefold, vinilo de color) y CD (digisleeve, libreto de 16 paginas), diseñada por Mikel Larratxe, así como en todas las plataformas digitales.
