Toda persona tiene un refugio. El lugar al que pertenece y a la vez el lugar al que no debería volver. Ese espacio en el que no pasa nada pero todo puede suceder. No es la meta, pero sí el punto de llegada unas veces y el punto de partida otras. El punto de fuga siempre. El sitio al que conviene regresar de vez en cuando, aunque solo sea para que no se olviden de ti. El lugar adecuado en el que siempre encontramos una historia que contar y que cada persona puede hacer suya. Os doy la bienvenida, este es El Refugio.
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