1985. Montreal. Unos adolescentes, The Gruesomes, se juntan teniendo muy claro aquello qué quieren hacer y cómo quieren sonar; sus referencias: canciones siniestras y sobretodo la música garage de los sesenta.
The Gruesomes fueron poco a poco consagrándose en el panorama del rock internacional, sacaron tres álbumes y no paraban de girar haciendo conciertos en salas.
A principios del 2000 decidieron grabar el que sería su cuarto disco y su álbum favorito. En este último trabajo plasmaron todo lo aprendido y cómo habían mejorado en todos los aspectos, sin dejar de lado su espíritu sesentero, algo que siempre les ha distinguido.
Puede ser que hoy, su aspecto ya no sea el de unos adolescentes, pero su esencia y sus ganas de hacer vibrar los escenarios permanecen iguales.